Raquel y Chema
Santander, 6 de septiembre de 2008
La fiesta post-boda en el barco.
En la mayoría de los casos, celebrar una boda en un hotel tiene un gran inconveniente: A la 1 a.m. se acaba la fiesta. A partir de ahí no es fácil reuniros y hacernos ir al mismo bar. Sin embargo, Raquel y Chema tenían un autobús esperando en la puerta del hotel que no dejaba escaparse a casi ningún invitado. Para sorpresa de todos nos llevó al puerto donde nos esperaba un barco con música, barra libre, pasminas para protegernos de la brisa marina, fuegos artificiales y aperitivos de madrugada. Una original forma de continuar la fiesta disfrutando de las bonitas vistas que brinda la bahía santanderina. ¡Ojo! Un noche con mar de fondo puede aguar la fiesta, así que hay que tener plan B (¡o mucha biodramina!).
Santander, 6 de septiembre de 2008
La fiesta post-boda en el barco.
En la mayoría de los casos, celebrar una boda en un hotel tiene un gran inconveniente: A la 1 a.m. se acaba la fiesta. A partir de ahí no es fácil reuniros y hacernos ir al mismo bar. Sin embargo, Raquel y Chema tenían un autobús esperando en la puerta del hotel que no dejaba escaparse a casi ningún invitado. Para sorpresa de todos nos llevó al puerto donde nos esperaba un barco con música, barra libre, pasminas para protegernos de la brisa marina, fuegos artificiales y aperitivos de madrugada. Una original forma de continuar la fiesta disfrutando de las bonitas vistas que brinda la bahía santanderina. ¡Ojo! Un noche con mar de fondo puede aguar la fiesta, así que hay que tener plan B (¡o mucha biodramina!).
Vista de "El Palacete" en Puertochico, Santander.
Fuente fotografía periplo.com
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